El dolor de espalda es una de las principales causas de consultas médicas y ausencias laborales en el mundo. Puede afectar a cualquier persona, sin importar la edad, y su severidad varía desde un leve malestar hasta una incapacidad significativa. Comprender sus causas, tipos y opciones de tratamiento es clave para prevenir y manejar esta afección.
Tipos de dolor de espalda
- Dolor agudo:
- Dura menos de 6 semanas.
- Generalmente causado por lesiones, sobreesfuerzos o movimientos bruscos.
- Dolor crónico:
- Persiste más de 12 semanas.
- Asociado a problemas estructurales, enfermedades degenerativas o factores emocionales.
- Dolor mecánico:
- Originado por problemas en los músculos, ligamentos, discos intervertebrales o articulaciones.
- Comúnmente relacionado con la postura y el movimiento.
- Dolor radicular:
- Causado por irritación o compresión de nervios, como en la ciática.
- Dolor referido:
- Originado en órganos internos, como los riñones o el páncreas.
Causas comunes del dolor de espalda
- Lesiones musculares y ligamentosas:
- Distensiones por levantar objetos pesados de manera inadecuada.
- Movimientos repetitivos o posturas incorrectas.
- Problemas estructurales:
- Hernia discal: Compresión de los nervios debido a desplazamiento del disco intervertebral.
- Escoliosis: Desviación de la columna vertebral.
- Estenosis espinal: Estrechamiento del canal espinal.
- Enfermedades degenerativas:
- Osteoartritis: Desgaste del cartílago en las articulaciones de la columna.
- Espondilitis anquilosante: Enfermedad inflamatoria crónica.
- Factores emocionales y de estilo de vida:
- Estrés, ansiedad y depresión.
- Sedentarismo, sobrepeso o mala ergonomía.
- Otras causas:
- Infecciones (osteomielitis).
- Tumores en la columna.
- Dolor referido de órganos internos (cálculos renales, úlceras).
Síntomas asociados
El dolor de espalda puede estar acompañado de:
- Rigidez y limitación de movimiento.
- Dolor irradiado hacia las piernas o los brazos.
- Hormigueo, entumecimiento o debilidad muscular.
- Dificultad para estar de pie o sentarse por períodos prolongados.
Es importante buscar atención médica inmediata si el dolor se acompaña de fiebre, pérdida de control de esfínteres, o pérdida de sensibilidad en las piernas, ya que podría indicar una emergencia médica.
Diagnóstico
- Historia clínica:
- Inicio, localización y características del dolor.
- Factores desencadenantes o agravantes.
- Antecedentes médicos y laborales.
- Exploración física:
- Evaluación de la postura, movilidad y fuerza muscular.
- Pruebas específicas como el Test de Lasègue (para ciática).
- Estudios complementarios:
- Radiografía: Para detectar fracturas o escoliosis.
- Resonancia magnética: Ideal para evaluar discos, nervios y tejidos blandos.
- Tomografía computarizada: En casos complejos.
- Electromiografía: Para valorar la función nerviosa.
Tratamiento del dolor de espalda
- Medidas iniciales:
- Reposo relativo (evitar inmovilización prolongada).
- Aplicación de frío o calor según la fase del dolor.
- Analgésicos y antiinflamatorios no esteroides (AINEs).
- Fisioterapia:
- Ejercicios de fortalecimiento muscular y estiramiento.
- Técnicas como ultrasonido, electroterapia o tracción.
- Terapias alternativas:
- Acupuntura: Para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Ozonoterapia: Para regenerar tejidos y mejorar la circulación.
- Masoterapia: Relajación muscular.
- Tratamientos avanzados:
- Infiltraciones con corticoides o anestésicos.
- Cirugía en casos graves como hernias discales con compresión nerviosa severa.
- Modificaciones en el estilo de vida:
- Mantener una postura adecuada.
- Incorporar ejercicios de bajo impacto como natación o yoga.
- Optimizar el espacio de trabajo para una buena ergonomía.
Prevención
- Mantener una buena postura al caminar, sentarse y dormir.
- Evitar el sedentarismo y fortalecer la musculatura del core.
- Realizar pausas activas durante largas jornadas laborales.
- Usar técnicas adecuadas para levantar objetos pesados.
- Mantener un peso saludable para reducir la carga en la columna.
Conclusión
El dolor de espalda puede ser un síntoma transitorio o una señal de un problema más serio. Su manejo requiere un enfoque integral que combine tratamiento médico, terapias físicas y cambios en el estilo de vida. Si el dolor persiste o se asocia con otros síntomas graves, es fundamental buscar atención médica especializada.