fascitis plantar LATACUNGA

Fascitis Plantar: Causas, Síntomas y Tratamiento

La fascitis plantar es una de las causas más comunes de dolor en el talón. Se produce por la inflamación de la fascia plantar, un tejido fibroso que conecta el talón con los dedos y que actúa como soporte del arco del pie. Aunque suele mejorar con tratamientos adecuados, si no se aborda correctamente, puede volverse crónica y limitar las actividades diarias.


Causas de la fascitis plantar

La fascitis plantar ocurre cuando la fascia está sometida a tensión o estrés excesivo, lo que genera pequeñas lesiones e inflamación. Algunas de las causas más comunes son:

  1. Sobrecarga mecánica:
    • Correr o caminar largas distancias, especialmente en superficies duras.
    • Deportes de alto impacto como el fútbol o el baloncesto.
  2. Alteraciones anatómicas:
    • Arco del pie alto (pie cavo) o pie plano.
    • Desalineación biomecánica del pie o de la marcha.
  3. Factores de riesgo:
    • Sobrepeso u obesidad, que aumentan la presión sobre la fascia plantar.
    • Uso de calzado inadecuado, como zapatos sin soporte o tacones altos.
    • Trabajos que requieren estar de pie por largos períodos.
  4. Envejecimiento:
    • La elasticidad de la fascia plantar disminuye con la edad, aumentando el riesgo de lesiones.

Síntomas de la fascitis plantar

El principal síntoma es el dolor en la base del talón, que puede extenderse hacia el arco del pie. El dolor tiene características típicas:

  • Dolor matutino: Es más intenso al dar los primeros pasos al levantarse.
  • Dolor después de la inactividad: Mejora con el movimiento, pero puede reaparecer después de estar mucho tiempo de pie o al final del día.
  • Sensibilidad en el talón: Puede haber inflamación local.

En casos avanzados, pueden desarrollarse espolones calcáneos, aunque estos no siempre son la causa directa del dolor.


Diagnóstico

El diagnóstico se realiza principalmente mediante:

  1. Historia clínica:
    • Detalle de los síntomas, factores desencadenantes y hábitos diarios.
  2. Exploración física:
    • Presión sobre la base del talón que reproduce el dolor.
    • Evaluación de la marcha y la alineación del pie.
  3. Pruebas de imagen (en casos persistentes o graves):
    • Radiografía: Para detectar espolones calcáneos o descartar fracturas.
    • Ecografía o resonancia magnética: Para evaluar el estado de la fascia plantar.

Tratamiento de la fascitis plantar

El tratamiento suele ser conservador y efectivo en la mayoría de los casos. Las opciones incluyen:

  1. Medidas iniciales:
    • Reposo relativo: Evitar actividades que empeoren el dolor.
    • Aplicación de hielo: En sesiones de 15-20 minutos varias veces al día.
    • Calzado adecuado: Usar zapatos con buen soporte del arco y amortiguación.
  2. Terapias físicas:
    • Estiramientos: Ejercicios para elongar la fascia plantar y el tendón de Aquiles.
    • Fortalecimiento: Enfoque en los músculos del pie y la pantorrilla.
    • Masajes: Con una pelota de tenis o rodillo en la planta del pie.
    • Fisioterapia: Técnicas como ultrasonido o electroterapia.
  3. Dispositivos ortopédicos:
    • Plantillas personalizadas para mejorar la distribución del peso.
    • Taloneras de silicona para absorber el impacto.
  4. Medicamentos:
    • Antiinflamatorios no esteroides (AINEs) para reducir el dolor y la inflamación.
  5. Tratamientos avanzados (en casos persistentes):
    • Infiltraciones con corticoides o plasma rico en plaquetas (PRP).
    • Terapia con ondas de choque para estimular la cicatrización.
    • Cirugía, como último recurso, para liberar la fascia plantar.

Prevención

  • Usar calzado adecuado con buen soporte y amortiguación.
  • Evitar caminar descalzo en superficies duras.
  • Mantener un peso saludable.
  • Incorporar ejercicios de estiramiento diario para la fascia plantar y los músculos de la pantorrilla.
  • Incrementar progresivamente la intensidad en actividades físicas.

Conclusión

La fascitis plantar es una condición tratable, pero requiere un enfoque integral que combine descanso, terapias físicas y cambios en los hábitos diarios. Si el dolor persiste a pesar de las medidas iniciales, es importante consultar a un especialista para evitar complicaciones y garantizar una recuperación adecuada.